“La
secte, c'est une fleur magnifique au parfum agréable
qui vous laisse pénétrer en son sein pour
vous donner l'illusion du bonheur. Une fois dedans,
le piège se referme. La secte est une plante
carnivore.”
“22La secta es una flor magnífica
de perfume agradable que los deja penetrar en su seno
para darles la ilusión de la felicidad. Una vez
dentro, la trampa se cierra. La secta es una planta
carnívora.”
Definición de un ex adepto
En otro artículo [1]
me he ocupado de la proliferación actual de las
sectas. Allí, abordé el problema en su
relación con ciertas características del
malestar contemporáneo. El acercamiento a la
secta, para resumir, como una respuesta posible al imperativo
capitalista, superyoico, de ‘gozar sin límite’
y al desconocimiento, por parte de la ciencia, de la
singularidad de los sujetos.
La secta se nutre del saber de disciplinas y de religiones
orientales, por ejemplo, y aprovecha aquello que da
respuesta a temas de auténtico malestar social
y/o individual para facilitar la manipulación
psicológica de sus miembros. En otra oportunidad
podremos detenernos más en la variedad de técnicas
que emplea.
Quiero referirme, ahora, a un tipo particular de operación,
el ‘desapego’, que impulsa la mayoría
de las sectas, religiosas o no, y que instalan fundamentalmente
las de orientación religiosa sincrética
con predominio de tradición oriental. Enfocar
esta propuesta permite entender mejor por qué
convocan hoy a tanta gente. Tengamos en cuenta que alientan
el ‘desapego’ sobre el fondo del malestar
contemporáneo, o sea el de una cultura que impulsa
a gozar irrestrictamente, que pretende que la castración
no existe y que los objetos de consumo pueden satisfacernos
sin pagar ningún precio, más allá
del de su costo.
Veamos definiciones de ‘desapego’, figura
clave de la captación sectaria, según
la predican algunos ‘Maestr@s’ o ‘gurúes’:
“Cuando tenemos apegos emocionales nuestro amor
se ve forzado continuamente hacia las personas a las
que estamos apegados y de este modo no puede fluir libremente
hacia todos. El apego es la muerte del amor ya que lo
limita y hace que el corazón se vaya cerrando.
El amor ilimitado y desapegado fluye libremente hacia
todos y no se ve atado y volcado solamente hacia las
pocas personas que están más cercanas
a nosotros.”
“El primer obstáculo al que os enfrentáis
tan pronto como recibís vuestra realización,
es que empezáis a pensar en vuestra familia.
(…)Son relaciones humanas y estos apegos son mundanos.
(…)Para vuestro ascenso, antes de nada, es importante
que no tengáis ningún deseo, excepto el
puro deseo. (…) Especialmente en la India, donde
la gente está muy apegada a sus familias, este
es un gran problema. (…)Intentad separar vuestro
puro deseo de vuestro deseo mundano. (…)Deberíamos
tener un solo deseo intenso dentro de nosotros: “¿Me
he convertido en el Espíritu? ¿He alcanzado
mi destino último? ¿He ascendido por encima
de los deseos mundanos?”. Purificaos. (…)Desead
rendiros a vuestra Madre. No es difícil. Ese
es el ego, el último en irse, porque si no, ¿qué
rendís? No quiero nada de vosotros excepto que
aceptéis Mi Amor. Rendirse significa simplemente
que abráis vuestro corazón para aceptar
Mi Amor. Sólo tenéis que abandonar este
EGO y funcionará. Estoy intentando entrar en
vuestro corazón y me quedaré allí
definitivamente.”
“… os tenéis que dedicar (a mí)
dejándolo todo, con total dedicación y
de otra forma no podréis ascender más.
Sin preguntas, sin argumentos, completa dedicación
es la única manera de poderlo alcanzar.”
“Las preferencias y aversiones individuales se
deben sacrificar. El ‘me gusta esto y esto y aquello’
se debe abandonar. Esto no significa que os convirtáis
en máquinas pero la esclavitud a este ‘me
gusta’ se debe abandonar. La esclavitud a los
hábitos se debe dejar. Os sorprenderéis
el que una vez que estéis dedicados no comeréis
mucho y puede incluso que no comáis nada en ocasiones.
Ni tan siquiera necesitáis recordar la comida,
no recordaréis lo que habéis comido. Ni
siquiera recordaréis dónde dormisteis,
cómo dormisteis.”
“El contento de la mente no es fácil de
lograr, pues tan pronto como se satisface un deseo surge
otro. Los deseos no tienen límite, en tanto permanezcan
los deseos, el hombre estará atado al mundo.”
"Se debe cultivar el fortalecimiento del poder
del espíritu y limitar el poder de la naturaleza
mediante el cultivo del desapego."
“Hoy en día, pueden alcanzar el éxito
en cada esfera, mediante sobornos, pero Dios no puede
ser alcanzado por medio de trucos o de atajos. A El
se puede llegar sólo por el duro camino de la
lucha, del desapego y de la ardua disciplina.”
Son sólo algunos ejemplos, tomados de la ‘bibliografía’
de ex adeptos, razón por la cual no daremos los
nombres de las sectas involucradas.
Vemos cómo, en estas organizaciones, es explotado
el temor de sufrir y de qué modo se ofrece el
‘desapego’ como vía de crecimiento
y como remedio contra el dolor. En esta dirección,
logran tener un lugar central, único, en el mundo
afectivo de sus miembros. Su éxito en la prédica
del ‘amor universal’ abstracto se explica
porque el amor humano y singular es siempre conflictivo,
siempre incluye el sufrimiento. Hay que alejarse del
otro pues puede ser una ocasión traumática
y es fuente segura de dolor en la pérdida.
Se fomenta el abandono de los deseos, su vaciamiento.
En esta sociedad se supone que los deseos se sacian
con la adquisición de objetos, para lo cual se
necesita dinero. La secta negativiza ese mandato en
aras de lograr ganancias y se apoya, para ello, en la
angustia de los que no pueden acceder a esos objetos
así como en el desengaño de los que los
alcanzan sin con ello suprimir la angustia.
Asimismo, el aislamiento que se promueve a través
del desapego cumple con la función de evitar
conflictos de otro orden. Si no es apropiado recibir
noticias desagradables porque dañan la paz espiritual;
si lo que acontece siempre sucede por algo o con un
fin que es para ‘bien’ y hay que dejarlo
‘ser’; el sujeto se va tornando indiferente
a su entorno y encuentra justificación para desresponsabilizarse
por su destino y por el de sus seres queridos. Finalmente,
el adepto es un ser ‘despolitizado’ en tanto
excluido de toda apreciación de la realidad social
y sus conflictos, a los que enfrenta con el arsenal
de frases hechas que le ofrecen.
En el mismo sentido, se hace toda una cuestión
acerca de lo que es bueno comer y lo que no; cómo
y cuánto hay que dormir; temas, en fin, ligados
a las funciones corporales que son dotadas de una jerarquía
digna de mejores causas. Notemos que hacer un mundo
de lo mínimo es parte del aislamiento ‘exitoso’
que promueve la secta. Opera para desvanecer los requerimientos
del mundo exterior y para asegurar que se premiará
con la salud garantizada a los miembros que se ocupen
de ella debidamente.
La caída de los grandes relatos, la fragilidad
de los ideales que deja al sujeto inerme frente al goce,
todo es retomado por la secta en su fabricación
de un Ideal a medida: el ‘crecimiento espiritual’,
que -no casualmente- tiene tanto éxito hoy. Así,
los ideales de la secta satisfacen su propia avidez
y, además, dan ‘respuesta’ a una
urgencia subjetiva actual: ante lo arrasador del sufrimiento
posible, encontrar un refugio que garantice que no habrá
ninguno.
Muchos miran a las sectas desde afuera como un fenómeno
de rescate de la espiritualidad y las consideran con
agrado por su prédica contra las drogas o el
alcohol y en favor de cierta ‘pureza’ que
se fomenta en ellas. No saben, sin embargo, del ataque
a la subjetividad que operan las sectas, salvo cuando
un ser cercano ingresa en una.
Freud es un personaje considerado como ‘diabólico’
para muchas de estas organizaciones. Veamos qué
dice sobre estos temas cuando se ocupa de estudiar lo
que hacen los hombres en su intento por evitar el sufrimiento,
tanto el que proviene de fuentes externas como el que
se origina en el interior de cada uno.
Así, cuando da cuenta del sentimiento religioso,
dice: “Con claros perfiles, sólo hasta
el sentimiento del desvalimiento infantil uno puede
rastrear el origen de la actitud religiosa.” Sobre
este fondo, cuando sopesa el ‘sentimiento oceánico’,
el supuesto “ser-Uno con el Todo”, dice
que es un intento de consuelo religioso “para
desconocer el peligro que el yo discierne como amenazándolo
desde el mundo exterior.”
Con cierto humor, toma el relato de un amigo “a
quien un insaciable afán de saber ha esforzado
a realizar los experimentos más insólitos”,
quien le dice que “en las prácticas yogas,
por medio de un extrañamiento respecto del mundo
exterior, de una atadura de la atención a funciones
corporales, de modos particulares de respiración,
uno puede despertar en sí nuevas sensaciones
y sentimientos de universalidad (…) Aquí
se ofrecerían sugerentes nexos con muchas modificaciones
oscuras de la vida anímica, como el trance y
el éxtasis” Freud confiesa, mediante la
cita de un verso de Schiller, que prefiere respirar
con gozo ‘en la sonrosada luz’ al espanto
que los dioses ‘buscan cubrir de noche y de terror’.
(El Buzo, Schiller, 1797) [2]
Cuando se ocupa de las formas que toma el dominio del
mundo interno en aras de evitar el sufrimiento que de
allí proviene, dice Freud: “Por tanto,
interviniendo sobre estas mociones pulsionales uno puede
esperar liberarse de una parte del sufrimiento. (…)
De manera extrema, es lo que ocurre cuando se matan
las pulsiones, como enseña la sabiduría
oriental y lo practica el yoga. Si lo consigue, entonces
se ha resignado toda otra actividad (se ha sacrificado
la vida), para recuperar, por otro camino, sólo
la dicha del sosiego.” [3]
El desapego, entonces, como ‘ideología’
viene a dar una envoltura formalizada a la respuesta
espontánea de muchos jóvenes para evitar
el sufrimiento. Así, pueden otorgar una significación
de renuncia elegida a las dificultades para insertarse
en la cultura, para cuestionarla, para tener un lugar
que no desconozca su particularidad subjetiva.
El sufrimiento humano, la castración, es inevitable.
Lo que debe interesarnos es el arsenal de recursos que
los sujetos puedan desplegar desde sus posibilidades
creativas que incluyen, desde luego y sobre todo, el
poder gozar de algo a pesar del tan temido y descalificado
conflicto.
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