Peleando contra la corriente “pu–mística”,
el psicólogo, docente universitario de la Universidad
Nacional de Lomas de Zamora (Buenos Aires) y humorista
Diego Velázquez, escribió: “Los
Pumas están aburguesados, juegan todos en Europa,
están por la guita, les falta hambre. Hay que
jugar con rugbiers del medio local. Ah, no, cierto,
no son futbolistas.” Continuó: “De
ellos se destaca su pasión mientras que de otros
deportes (fútbol y tenis en especial) se destaca
que ganan mucho dinero, y no los perdonan si pierden.
A Los Pumas no los critica nadie nunca. De esa manera
transmiten un mito conservador. Al fútbol no
le perdonan su carácter profesional, de allí la
fantasía de que antes se jugaba mejor, mito
que está presente en textos de El Gráfico
de principio del siglo pasado. En cambio, al ‘amateurismo’ del
rugby lo resguarda su status social: es el equivalente
de ‘no necesitamos trabajar de esto’. Y
la ‘garra´’ es una continuidad de
eso: no se juega por dinero (reproche que, apenas algo
va mal, se le hace al fútbol) sino por pasión.
A mi entender, todos mitos conservadores. Aguante Messi.”
–¿De qué estás hablando? –De cierta visión periodística y de comentarios de mucha
gente. –¿Por ejemplo? –Muchos hablan del amateurismo cuando en realidad la mayoría de
ellos son profesionales que juegan en Europa, una élite también,
y está bien que lo sean, porque son buenos en lo suyo. Pero ganen o
pierdan, siempre caen bien parados. A los futbolistas sí se les dice
que están aburguesados. No se les perdona que ganen dinero. –Comentarios bien facebookeros: “Que aprendan los del fútbol
de la garra Puma” o “Messi no canta el himno, y ellos se emocionan
cuando lo cantan”. ¿Coincidís? –Otra manera de verlo es que Los Pumas se ponen por delante del himno,
mientras que los jugadores de fútbol no son histriónicos; son
más bien tímidos, al estilo del alumno de la escuela pública,
con cierto pudor ante los símbolos nacionales. Se puede ver a esa quietud
como positiva. No como una falta de compromiso, sino con un modo de respeto.Pero
al futbolista no se le perdona nada. Y la matriz de ese discurso de que no
cantan el himno y juegan por dinero es conservadora. Como si hubiera una inocencia
perdida, un antes no era así. Un antes que no se sabe cuándo
es. –Es notable la diferencia en los comentaristas de fútbol y de
rugby. No critican a los jugadores ni hacen cuestionamientos al equipo técnico,
tan típicos en el fútbol. Por qué no le dieron más
minutos al fullback o al wing que tenía en el banco, o cosas así,
lo que se dice siempre con el diario del lunes. –El otro día Sabella dijo: “Me conformo con ganar medio
a cero”, y lo mataron. Y si Los Pumas juegan a defender, los que tienen
que analizar el juego no dicen nada. Hay un acriticismo que, sí, se
puede notar claramente. Es una mirada bastante moralista, en el fondo. –Pero hay una diferencia en la expectativa, creo. En fútbol se
espera ser campeón mundial cada vez. Los Pumas encaran un campeonato
así con humildad, con el discurso de mejorar y crecer como equipo. Ya
meterse entre los ocho está bien. ¿No les reconocés méritos
deportivos a Los Pumas? –Claro, son un muy buen equipo, en la segunda línea mundial. Eso
también. No los estoy cuestionando como deportistas ni hablo de ellos.
Lo que marco es una mirada que está relacionada con la clase social
de la que vienen los jugadores. El trasfondo es ese: aunque no necesitan trabajar,
se tiran al piso y se ensucian la camiseta, cuando en realidad eso es intrínseco
del juego, no es un mérito en sí mismo. Pero el discurso es:
lo hacen por sus valores, valores nobles. Los ponen como ejemplo para “los
negros del fútbol que ganan plata”. Es conocida la posición
de quienes en el rugby defienden el amateurismo como si fuera una marca de
origen. –¿Leíste en “Cancha Llena”, de La Nación
online, el post de un periodista que fue publicado en As, de España? –No. –Te lo leo. Ahí es un español, Fermín de la Calle,
el que opina que Los Pumas “nunca salen derrotados del campo”.
Su artículo está titulado “Los apóstoles de la dignidad”. –Bueno, es lo que digo. Emocionalmente se los ve como si tuvieran atributos
inconmovibles. La garra, la dignidad, el coraje, la entereza. Desde esta posición,
Los Pumas por definición nunca flaquean. Y puede pasar que alguna vez
flaqueen, que a alguno le pese la camiseta. ¿Por qué no? Son
seres humanos.
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