Futuro de Marc Augè
Futuro
De Marc Augè
Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2012, 158 p�g.
Por Mar�a Cipriano
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La mirada del antropólogo y etnólogo francés Marc Augè, acostumbrada a adentrarse en los problemas que tienen al hombre como protagonista, detecta y analiza los no-lugares y el no-tiempo que esta época nos impone.

En su obra, Augè define al mundo actual como una época caracterizada por la  “sobremodernidad”, con espacios que son no-lugares (lugares de tránsito, de anonimato), con el no-tiempo (presentismo contínuo) y con lo no-real (virtualidad).

En Futuro, el autor pone bajo la lupa la sociedad del “presente permanente” en la que vivimos; un presente empobrecedor y constituido sólo de precariedad (financiera, económica, de proyección social) y que induce a pensar en el futuro como un tiempo incierto, que aterroriza y paraliza.
 
En el texto, el autor propone una perspectiva nueva que posibilite al sujeto reapropiarse de un tiempo presente que pueda ser vivido –no temido- y que posibilite una proyección al futuro. Afirma que esto sólo es posible haciendo el esfuerzo de educar y educarse.

Parte de diferenciar el porvenir del futuro. Dirá que el primero depende de los otros, de lo social, y que el segundo tiene una dimensión más subjetiva, dirá que el futuro “es la vida que está siendo vivida de manera individual” (pág. 5) y que puede provocar en el sujeto esperanza o temor.

“Se procederá aquí a un doble abordaje, a un doble estudio. Se preguntará en primer lugar sobre las dos grandes modalidades de la relación con el futuro observables en la diversidad de las sociedades humanas. Una de ellas hace del futuro una continuidad del pasado: la intriga; la otra hace de él un nacimiento: la inauguración. Ambas encuentran expresiones institucionales y culturales (...). Suscita múltiples miedos, pero también, dado que el hombre como criatura simbólica no puede vivir sin cierta conciencia de los otros y del porvenir, suscita recurrentes expectativas, esperanzas y utopías” (pág. 9-10).

Y a través del ejemplo de Gustave Flaubert y Madame Bovary  explora la noción de creación, preguntándose cómo una obra literaria puede anticipar el futuro o inaugurarlo. Se plantea el dilema del renunciamiento (al pasado, al sentido implícito en él) o la creación (que lo toma, lo incorpora, para continuarlo y transformarlo).

También aborda en el texto los nuevos miedos que este tiempo de “sobremodernidad” ha traído. Entre ellos, los cambios introducidos por la tecnología en la vida humana; dirá: “Cuando las seducciones de la ficción penetran lo real, lo primero que suscitan es el asombro, luego la duda y finalmente el temor de una desposesión del hombre por las técnicas que ha inventado. El miedo al aprendiz de brujo está siempre presente, y esto tanto más cuanto que las aplicaciones de las tecnologías susceptibles de crear cuerpos invulnerables y performativos son prioritariamente de orden militar.” (pág.73). Y este cambio, sin lugar a dudas, es político. Y aborda otros cambios, ecológico, social, demográfico, estético, cultural, físicos y metafísicos. Este recorrido deja al descubierto el miedo a caer del lado de los excluidos y cómo esto alimenta la angustia por el futuro inmediato.

Pero Augè, que se proclama a sí mismo un optimista que cree en el progreso y en la evolución, plantea la necesidad de apropiarse del futuro para que nazca la fe en el porvenir, es decir, asumiendo el desafío del conocimiento y de la “utopía de la educación”. Dirá que es prioritario reorientar las políticas educativas hacia un humanismo independiente de las exigencias del mercado. Y concluirá: “Postular que el hombre –todo hombre- tiene por vocación esencial el conocimiento, el conocimiento de lo que él es, el conocimiento de lo que algo es, no significa asignarle un ideal inalcanzable, ignorar las condiciones materiales y afectivas capaces de asegurarle el bienestar y, a veces, la felicidad; es recordar la parte genérica de la humanidad que cada uno lleva, y la exigencia ética y crítica que de ella mana.” (pág. 147)



 
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