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Por Héctor Freire
 
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Título: Prisionero, Tetsuya Ishida, 1999.
Título: Prisionero, Tetsuya Ishida, 1999. Imagen obtenida de: http://www.toxel.com/inspiration/2008/11/07/incredible-paintings-by-tetsuya-ishida/
Animalario poético
(Antología breve)
Selección de Héctor J. Freire
hectorfreire@elpsicoanalitico.com.ar

LA ANGUILA
La anguila, la sirena
De los fríos mares que abandona el Báltico
Para alcanzar nuestros mares,
Nuestros ríos y estuarios,
Que profundamente remonta, bajo el adverso curso,
De brazo en brazo, y luego
De acequia en acequia, cada vez más sutiles,
Cada vez más adentro, más en el corazón
De la peña, filtrándose
Por canales de lodo hasta que un día
Una luz lanzada desde los castaños
Enciende su brillo en charcos de agua muerta,
En los fosos que bajan
Desde los riscos de los Apeninos a la Romaña;
La anguila, antorcha, fusta,
Flecha de Amor en tierra
Que sólo nuestras quiebras o resecos
Arroyos pirenaicos devuelven
A paraísos de fecundación,
El alma verde que busca
Vida allá donde sólo
Impera desolación y sequía,
La chispa que nos dice
Que todo empieza cuando todo parece
Carbonizarse, sepultado muñón,
Breve iris, gemelo
Del que engarzan tus pestañas
Y haces brillar intacto entre los hijos
Del hombre, inmersos en tu fango, ¿puedes tú
No creer que es tu hermana?
 
Eugenio Montale
(Traducción de Antonio Colinas)


EL TORO
Está cautivo-
Embozalado, anillado, atado
A una rastra
El toro es como un dios

A diferencia de las vacas
Vive solo, olfatea
La hierba suave cautelosamente
Para matar el tiempo

Se hinca, se echa
Y estirando una pata
Delantera se lame
Cerca del casco

Luego se queda
Con los ojos semicerrados
Comentario Olímpico sobre
El radiante paso de los días.

-El sol redondo
pule su laca
por entre los pinos
lustrosos

su sustancia es dura
como marfil o cristal
que no obstante el viento atraviesa
jugando

el toro cabecea
el felpudo pelaje
entre los cuernos y los ojos
como de rizados jacintos.

William Carlos Williams
(Traducción José M. Arango)


La rata es breve locatario.
No paga renta.
Repudia las obligaciones
Y persigue sus combinaciones

Jugando con nuestra astucia
Se esconde o se esquiva
El odio no daña
A ese enemigo tan reticente
Ningún decreto puede excluirlo
Tiene su ley, el equilibrio.

Emily Dickinson
(Traducción Silvina Ocampo) 


VACA
Querías ser como los pájaros del monte,
Y como una guitarra abandonada:
Tú querías ser la flor de piedra
Y la misma piedra silenciada…
No querías los millones de paciencia de tus ojos,
Tú no querías tus ojos.
No querías la fortaleza de tu cuerpo,
Ni tu propia cola.
Tú no querías sentir los objetos duros
Que te arrojaban
Y luego viste que tu propia imagen en el agua
No era ni la milésima de tu imagen.

Felipe Aldana


EL PUESTO DEL GATO EN EL COSMOS
Uno siempre se equivoca cuando habla del gato.
Se le ocurre por ejemplo que junto a la ventana
El gato se ha planteado en el fondo de los ojos
Un posible fracaso en la noche cercana.
Pero el gato no tiene un porvenir que lo limite.
A uno se le ocurre que medita, espera o mira algo
Y el gato ni siquiera siente al gato que hay en él.
¿Cómo admitir detrás del movimiento de la cola,
una motivación, un juicio o un conocimiento?
El gato es un acto gratuito del gato.
El que aventure una definición debería
Proponer sucesivas negaciones al engaño del gato.
Porque el gato, por lo menos el gato de la casa,
Particular, privado e individuo hasta las uñas,
Comprometido como está
Al vicio de nuestro pensamiento,
Ni siquiera es un gato, estrictamente hablando.

Joaquín O. Gianuzzi


PICAFLORES
Antes de correr la cortina frente a las calas
La velocidad se congeló en el aire.
Primero fue uno borroneando las alas
En el hilo desatado ante un gladiolo.
El otro cayó al lado en rebote pausado
Y giraron trenzando el tallo de la tarde.

No los habías visto hasta entonces. Luego
Leíste que tienen corazones enormes
Para el tamaño diminuto de sus cuerpos.
                                    Y también
                                     Que mueren de quietud durante el sueño.

Osvaldo Picardo


FISIOLOGÍA DE LA BABOSA

La babosa,
                  Animal sutil,
Se recrea
                 En jardines impávidos
Tiene humedad de musgo,
                                           Acuosidad
De vida a medio hacerse.
                                          Es apenas
Un frágil
                Caracol en proyecto,
Como anuncio
                         De algo que aún no existe.
En su moroso edén de baba
                                            Proclama
Que andar por este mundo
                                          Significa
Ir dejando
                 Pedazos de uno mismo
En el viaje.
La babosa se gasta dando vueltas
A su espiral.
                    Lleva a cuestas
Su paranoia,
                     Aplastante
Condición de su ser.

Nadie quiere
                      A esta plaga insulsa
Que a ras de tierra
                               O en paredes
Lamenta
               Una vida que no pidió.
Pobrecita,
                 Es tan supersticiosa:
Teme
             (justificadamente)
que alguien
                  venga y le eche la sal.

José Emilio Pacheco
                                                                 

LA HIENA
Animal de pocas palabras. La descripción de la hiena debe hacerse rápidamente y casi como al pasar: triple juego de aullidos, olores repelentes y manchas sombrías. La punta de plata se resiste, y fija a duras penas la cabeza de mastín rollizo, las reminiscencias de cerdo y de tigre envilecido, la línea en declive del cuerpo escurridizo, musculoso y rebajado.
Un momento. Hay que tomar también algunas huellas esenciales del criminal: la hiena ataca en montonera a las bestias solitarias, siempre en despoblado y con el hocico repleto de colmillos. Su ladrido espasmódico es modelo ejemplar de la carcajada nocturna que trastorna al manicomio. Depravada y golosa, ama el fuerte sabor de las carnes pasadas, y para asegurarse el triunfo en las lides amorosas, lleva un bolsillo de almizcle corrompido entre las piernas.
Antes de abandonar a este cerbero abominable del reino feroz, al necrófilo entusiasmado y cobarde, debemos hacer una aclaración necesaria: la hiena tiene admiradores y su apostolado no ha sido vano. Es tal vez el animal que más prosélitos ha logrado entre los hombres.

Juan José Arreola

ERIZO
El Erizo es el sol del mar,
Centrífugo y anaranjado,
Lleno de púas como llamas,
Hecho de huevos y de yodo.

El Erizo es como el mundo:
Redondo, frágil, escondido:
Húmedo, secreto y hostil:
El Erizo es como el amor.

Pablo Neruda


LA OVEJA NEGRA

En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra.
Fue fusilada,
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

Augusto Monterroso


EL TIGRE
Tigre, tigre, que flameas
En las selvas de la noche,
¿Qué mano, qué ojo inmortal
se atrevió a plasmar tu aterradora simetría?

¿En que lejano abismo, en qué distantes cielos,
ardió el fuego de tus ojos?
¿Sobre qué alas se atrevió a ascender?
¿Qué mano tuvo la osadía de apresarlo?
¿Qué hombro, qué arte fue capaz de urdir
las fibras de tu corazón?
Y cuando tu corazón empezó a latir,
¿Qué mano, qué espantosos pies
pudieron sacarte de la honda fragua,
para acá traerte?

¿Qué martillo te forjó? ¿Qué cadena?
¿Qué yunque te batió? ¿Qué robusta mordaza
atreviese a contener tus terrores pavorosos?

Cuando los astros lanzaron sus dardos
Y el cielo regaron con lágrimas,
¿Sonrió Él al ver su obra?
¿Quién dio vida al cordero te creó a ti?

Tigre, tigre, que flameas
En las selvas de la noche,
¿Qué mano, qué ojo inmortal
se atrevió a plasmar tu aterradora simetría?

William Blake
(Traducción Cristóbal Serra)


LOS MONOS
Sea como fuere,
La provocativa fuerza,
La libertad
Que manejábamos a nuestro antojo
Para chillar, formar parejas
Y aun para dejarnos crucificar
Como víctimas expiatorias,
Ya carece de objeto,
Y sobre las demás especies,
Sobre nuestras narices aplastadas,
Las duras garras,
Los pies prensiles,
Con gran honor elevamos
Al que nos destrona y sucede,
Amo comprensivo, guardián astuto
ayudando con fuego, insultos, grilletes,
a que nuestra naturaleza de bestias
relativamente salvajes y crueles,
relativamente adaptables y sensibles,
pierda la desconfianza, perciba
como podemos mejorar y evitar
que las diferencias se agranden
si pese a no construir nidos,
no ser industriosos,
no poseer un vocabulario que nombre
las furias celestiales
y las variedades terrenas,
captamos
la apasionada vocación humana
por intercambios y ofrendas,
y algo
de su arte revelador de armonías,
algo de lo que en sus mitos
signifique afecto.
Y qué más promisorio
Que esta jaula, este ensayo
De imitación y acercamiento
Suplantando la mascarada de la selva;
Lo aceptamos
Tras haber venido de tan lejos
A esperar la fatal vejez del hombre,
Y que de sus grandes sueños caigan
Las generosidades y arrogancias,
Ay, todo nuestro tiempo
Destinado
A que antes de extinguirse
Ese refinado moribundo
Nos reconozca,
Nos mire como en un espejo.

Alberto Girri


UNA PALOMA
De otros diluvios una paloma escucho.

Giusseppe Ungaretti
(Traducción Rodolfo Alonso)


EL PERRO
En la temblorosa inteligencia del animal amaestrado
El ruido de una trompeta como una batuta
El ruido de la más vasta pieza del tesoro
Y el ruido del sol siempre para el mañana
El ruido entero y solo
Como un niño glorioso arrojado a los leones
Un niño desnudo con el vientre puro y purificador
Arrojado a las mandíbulas de las nubes
A las fauces celestiales de los leones
En la temblorosa inteligencia del animal amaestrado

En la temblorosa inteligencia de su amo
Vacila el silencio
Y ese filón de estrellas en el fondo de las ramas
En alguna parte a los veinte años el remolino de la primavera
Sobre el seno de la virgen las armas de los veinte años
La endeble fugitiva sobre una risa rosa y blanca
Y la noche imperiosa después de un sabio atardecer
Juventud la sangre junta las lilas de la tormenta
Como un sapo la llama de la charca
En la temblorosa inteligencia del buen amo

Es que por ti por mí yo pienso en el amor
Mi semejante en tus ojos surge la claridad
Te horadas te asoleas
Tu cabeza tiene la forma de un corazón
Vienes de lejos hacia mí porque yo soy la comarca
Donde tú harás reinar tu calor tu frescura
Esa comarca donde el animal nos tendrá confianza
Por amor de la vida
Por la más justa mirada del mundo
Sobre esta tierra libre donde nos comprendemos.

Paul Éluard
(Versión de Raúl Gustavo Aguirre)


LOS CUERVOS
Sobre el negro rincón se precipitan
Al mediodía los cuervos con duro grito.
Sus sombras rozando pasan a una cierva
Y a veces se la ve paciendo hoscamente.

Oh, como perturban el pardo sosiego
En el que un sembrado se embelesa,
Como mujer hechizada por un barrunto grave,
Y a veces se los oye refunfuñando
En torno a una carroña que husmean por cualquier sitio.

Y de improviso al norte el vuelo orientan
Y cual cortejo fúnebre se desvanecen
En aires que tiemblan voluptuosos.

Georg  Trakl
(Traducción Rodolfo Modern)


EL MOSQUITO SABE

El mosquito sabe perfectamente,
Tan pequeño como es, que es animal de presa.
Pero, después de todo,
Sólo se lleva su panza llena
Y no deposita mi sangre en un banco.

 

D.H.Lawrence
(Versión de Mario Satz)


LA PANTERA
                     En el “Jardín des Plantes”, París
Su vista está cansada del desfile
De las rejas, y ya nada retiene.
Las rejas se le hacen innumerables,
Y el mundo se le acaba tras las rejas.

Blando andar de flexibles fuertes pasos,
Y girar en el más pequeño círculo
Como danza de fuerza por un centro,
En que su voluntad se halla aturdida.

Sólo a veces se alza mudo el telón
De sus pupilas. Luego entra una imagen,
Va por la tensa calma de sus miembros
Y se extingue al llegar al corazón.

Rainer María Rilke
(Traducción J.G. Cobo Borda)


EL NOMBRE  DE LOS GATOS
El nombre de los gatos es una cuestión delicada,
No es tan sólo uno de esos juegos para un día feriado;
Ustedes pensarán que estoy loco como un sombrerero*
Cuando afirmo: un gato debe tener
TRES NOMBRES DISTINTOS.
Primero, está el nombre que la familia emplea a diario,
Como Pedro, Augusto, Alonso, Jaime,
Como Víctor o Jonás, Jorge o Hill Baily,
Todos ellos sensatos nombres cotidianos.
Si suponéis que suenan mejor, existen nombres más fantasiosos,
Algunos para los caballeros, otros para las damas,
Como Platón, Admito, Electra, Deméter,
Sensatos nombres cotidianos también estos.
Pero yo sostengo que un gato debe tener un nombre exclusivamente de él,
Un nombre especial y más digno,
De otro modo, ¿cómo podría mantener erguida su cola,
O alardear de sus bigotes, o alimentar su orgullo?
Nombres de esa clase yo puedo sugerirles muchos,
Mankustrap, Quaxo, o Coricopar,
Bambalurina, o bien Jellylorum,
Nombres que nunca pertenecen a más de un gato.
Pero además de esos nombres todavía queda otro,
El nombre que jamás lograremos adivinar,
El nombre que ninguna búsqueda humana puede descubrir
Pero que EL GATO CONOCE, aunque nunca
Habrá de confesarlo.
Cuando sorprendan a un gato en intensa meditación,
La causa, les advierto, es siempre la misma:
Su mente está entregada a la contemplación
Del pensamiento, del pensamiento, del pensamiento
De su nombre,
Su inefable, efable,
Efinefable,
Profundo e inescrutable Nombre único.

T.S. Eliot
(Versión de Alberto Girri)

* Alusión al Sombrerero Loco, de Lewis Carroll.


LA ABEJA QUE VOLANDO ZUMBA
La abeja que volando zumba y sobre
La colorida flor se posa, casi
Sin distinguirse de ella
A un mirar que no mire,

No cambia desde Cécrope. Sólo quien vive
Una vida con ser que se conoce, envejece,
Distinto de la especie
Que le da vida.

Esa abeja es la misma que otra que no sea ella.
Sólo nosotros -¡Oh tiempo, oh alma, oh vida,
Oh muerte!-
Mortalmente compramos
El tener más vida que la vida.

Fernando Pessoa
(Traducción de José A. Llardent)


LOS GALLOS
¿Por qué se oyen los gallos de pronto
a medianoche
si no queda ya un patio en tantos edificios?
Filtrados por muros de piedra
Y rectos paredones
Nos llegan sus ecos,
No se puede dormir, es más terrible
Que en el tedio de las aldeas
Cuando llenan el mundo de gritos.
Cruzan el empedrado,
La niebla de la calle,
Alzan sus crestas de neón,
Entran cuando el televisor borra sus duendes.
Pero no hay troja que los guarde
Sino sombra de asfalto y sellados postigos,
¿de qué rincón vidrioso en los espejos
saltan
y se sacuden aleteando
las soledades de sus lejanías?
Gallos ventrílocuos donde me habla la noche
¿son mi parte de abismo?
Gallos en el sonambulismo de las cosas,
Roncos a causa de ausencia
En caminos de polvo
Cuyas voces creímos extintas,
¿qué hacen a medianoche en la ciudad
tan lejos,
qué lamento los va acercando a mis oídos?

Eugenio Montejo


TIBURONES
Y bien, el último día aparecieron los tiburones.
Aparecen aletas negras, inocentes
Como una advertencia. El mar se torna
Siniestro, ¿están por todas partes?
Créelo, dejan en el agua una brecha de seis pies.
¿No es éste el mismo mar, y ya no
jugaremos más con él?
Me gustaba diáfano, y no
Demasiado calmo, con bastantes olas
Para lanzarme a él. Por primera vez
Había osado nadar en lo hondo.
Llegaron al atardecer, en el instante
En que un resplandor cobrizo aquieta el mar,
No lo suficientemente oscuro aún
Para ser iluminado por la luna, aún
Lo bastante claro para verlos fácilmente. Negro
El aguzado borde de las aletas.

Denise Levertov  
(Traducción A. Girri)


EL ALBATROS
Sólo por divertirse suelen los marineros
Cazar albatros, grandes pájaros de los mares,
Que siguen, indolentes compañeros de ruta,
Al barco que resbala sobre amargas vorágines.

Apenas los colocan sobre la ancha cubierta,
Estos reyes del cielo, torpes y avergonzados,
Abaten tristemente sus grandes alas blancas
Como dos remos rotos que arrastran a sus lados.

¡Qué débil y qué inútil es este viajero
que si tan bello fue se convierte grotesco!
Uno quema su pico con su pipa encendida,
Otro intenta imitar, cojeando, su vuelo.

El poeta es igual a este rey de las nubes
Que ríe de las flechas y vence el temporal;
Desterrado en la tierra y en medio de las gentes,
Sus alas de gigante le impiden caminar.

Charles Baudelaire
(Traducción Luis Guarner)


EL BICHO
Ayer vi  un bicho
En la inmundicia del patio
Buscando comida entre los desperdicios.

Cuando encontraba algo,
No examinaba ni olía:
Tragaba con voracidad.

El bicho no era un perro,
No era un gato,
No era una rata.

El bicho, Dios mío, era un hombre.

Manuel Bandeira
(Traducción S. Kovadloff)


EL GATO
El gato se ronronea a sí mismo para adormecerse.
El gato es el único ser viviente que arrulla él mismo
Su sueño.

Malcolm de Chazal
(Traducción Manuel de Rivas)


HORNERO
No sólo la solidez sin exceso en el caracol de barro
Donde el mar pampeano arrastra sus jaspeados cardos,
Y el sonoro ondular del trigo en su crecida infinita
Conserva su memoria fósil.
Ni tampoco el orgulloso andar bajo la pluma franciscana,
Color de polvo natural en el fundidor de vientos,
Definen al hornero.
Ni el adobe que lo imita en la pared del rancho,
O el fuego en el que marlo y ceniza celebran
Un destino de boya, soledad y espuela.
Lo define mi corazón de infancia y sus temblores
Engastados ahora dura, seca, simple,
Tranquilamente sobre las alambradas que la vida impone
A mis ojos nómades.
Mi corazón de barro cocido por el sol.

Mario Satz


LAS MOSCAS
Vosotras, las familiares,
Inevitables golosas,
Vosotras, moscas vulgares,
Me evocáis todas las cosas.
¡Oh, viejas moscas voraces
como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!
¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!
Y en la aborrecida escuela,
Raudas moscas divertidas
Perseguidas
Por amor de lo que vuela,
-que todo es volar-, sonoras
rebotando en los cristales
en los días otoñales…
Moscas de todas las horas,
De infancia y adolescencia,
De mi juventud dorada;
De esta segunda inocencia,
Que da en no creer en nada,
De siempre…Moscas vulgares,
Que de puro familiares
No tendréis digno cantor:
Yo sé que os habéis posado
Sobre el juguete encantado,
Sobre el librote cerrado,
Sobre la carta de amor,
Sobre los párpados yertos
De los muertos.
Inevitables golosas,
Que ni labráis como abejas,
Ni brilláis cual mariposas;
Pequeñitas, revoltosas,
Vosotras, amigas viejas,
Me evocáis todas las cosas.
                   
Antonio Machado


EL ANIMAL FAVORITO DEL SEÑOR K.
Cuando se le preguntó cuál era el animal que más le gustaba, el señor K. respondió que el elefante. Y dio las siguientes razones: el elefante reúne la astucia y la fuerza. La suya no es la penosa astucia que basta para eludir una persecución o para obtener comida, sino la astucia que dispone la fuerza para grandes empresas. Por donde pasa este animal queda una amplia huella. Además, tiene buen carácter, sabe entender una broma. Es un buen amigo, pero también es un buen enemigo. Es muy grande y muy pesado, y, sin embargo, es mus rápido. Su trompa lleva a ese cuerpo enorme los alimentos más pequeños, hasta nueces. Sus orejas son adaptables: solo oye lo que quiere oír. Alcanza también una edad muy avanzada. Es sociable, y no sólo con elefantes. En todas partes se le ama y se le teme. Una cierta comicidad hace que hasta se le adore. Tiene una piel muy gruesa; contra ella se quiebra cualquier cuchillo, pero su natural es tierno. Puede ponerse triste. Puede ponerse iracundo. Le gusta bailar. Muere en la espesura. Ama a los niños y a otros animalitos pequeños. Es gris y sólo llama la atención por su masa. No es comestible. Es buen trabajador. Le gusta beber y se pone alegre. Hace algo por el arte: proporciona el marfil.

Bertolt Brecht
(Traducción E. Valadés)


La mosca es un ser valiente, a pesar de lo cual, cuando cae al agua, no es capaz de correr por la superficie y tampoco puede nadar, por lo cual se ahoga; pero si se saca el cadáver del líquido, se le echa ceniza encima y se lo deja bajo los rayos del sol, la mosca vuelve a la vida.

Claudio Eliano
(Traducción María Otero)


SALAMANDRA
Sabemos por varios autores que se engendra una serpiente de la espina dorsal del hombre. En verdad, la mayor parte de las generaciones se operan de manera oculta y desconocida aun en la clase de los cuadrúpedos.
La salamandra es un ejemplo: su forma es la de una lagartija; su cuerpo estrellado. Nunca aparece sino en las grandes lluvias; desaparece en el buen tiempo. Es tan fría que con su contacto extingue el fuego como lo haría el hielo. La espuma blanca como la leche que arroja por las fauces hace caer el pelo de todas partes del cuerpo humano que toca, y deja sobre la parte tocada una mancha blanquecina.

Plinio
(Traducción E. Valadés)


EL CABALLO MARINO
El caballo marino suele aparecer en las costas en busca de hembra; a veces lo apresan. El pelaje es negro y lustroso; la cola es larga y barre el suelo; en tierra firme anda como los otros caballos, es muy dócil y puede recorrer en un día centenares de millas. Conviene no bañarlo en el río, pues en cuanto ve el agua recobra su antigua naturaleza y se aleja nadando.

Wang Tai-hai
(Miscelánea china)


LA MANTIS RELIGIOSA
El señor León Binet, profesor de fisiología en la Facultad de Medicina de París, la trata de enamorada asesina y se permitió sobre ella una cita literaria que el desapego habitual del hombre de ciencia no deja prever: La mantis agota, mata y con ello es sólo más hermosa….El señor Marcel Roland la llama “el felino de los insectos…,y confiesa que cada vez que ve ese animal, piensa en el canto del poeta hindú:
El alma que se oculta bajo la envoltura de un gusano de tierra
Es resplandeciente como el alma de la princesa real.
Sabido es que las costumbres de los mántidos brindan al observador el pretexto para un interés expresado vivamente: la hembra devora al macho durante o después del apareamiento. Así, los naturalistas distinguen en la mantis religiosa la forma extrema de la estrecha relación que con bastante frecuencia parece unir la voluptuosidad sexual y la voluptuosidad nutritiva. A este respecto, cuando menos, es preciso citar, según León Bidet, los estudios de Bristowe y Locket sobre el Pisauris mirabilis, cuya hembra come durante el coito una mosca que le ofrece el macho; los de Hancock y von Engelhard sobre el Oecantus niveux, que posee en el metatórax una glándula cuyo contenido absorbe la hembra justamente antes del acoplamiento, particularidad ésta compartida por una blata, la Phyllodromia germanica; los de Stitz sobre la mosca-escorpión, que come durante el coito glóbulos de saliva que le ha preparado el macho, mientras que la hembra del Cardiacephala myrmex se nutre, en las mismas circunstancias, de alimentos regurgitados por el suyo, que con frecuencia le ofrece en la boca, desde su propia boca, y que la del déctico de frente blanca, abriendo el vientre de su compañero, extrae de él la bolsa espermática y la devora.

Roger Caillois 
(Traducción J. Ferreiro)


CARACOLES (fragmento)
El señor Knoppert había entrado una tarde en la cocina a buscar un bocado antes de cenar, y casualmente se fijó en que un par de caracoles, en el recipiente de porcelana sobre la escurridera, se comportaban de modo muy extraño. Irguiéndose más o menos sobre sus colas, oscilaban uno frente a otro, exactamente como un par de serpientes hipnotizadas por un flautista. Un momento después, sus rostros se juntaron en un beso de voluptuosa intensidad. El señor Knoppert se acercó y los examinó desde todos los ángulos. Algo más sucedía: una protuberancia, algo parecido a una oreja, estaba apareciendo en el lado derecho de la cabeza de ambos caracoles. Su instinto le dijo que estaba observando algún tipo de actividad sexual…

Patricia Highsmith  
(Traducción P. Elías) 


EL CASTOR
“El castor, o perro pórtico, es cazado por sus órganos sexuales, muy útiles en medicina.
El castor lo sabe, y cuando es perseguido se los arranca con los dientes para que lo dejen tranquilo.” Es el castrado por persuasión.

 V.Langlois
(Traducción A. Martín del Campo)


AL MOSQUITO DE LA TROMPETILLA
Ministril de las ronchas y picadas,
Mosquito postillón, mosca barbero;
Hecho me tienes el testuz harnero,
Y deshecha la cara a manotadas.

Trompetilla que toca a bofetadas,
Que vienes con rejón contra mi cuero,
Cupido pulga, chinche trompetero,
Que vuelas comezones amoladas.

¿Por qué me avisas, si picarme quieres?
Que pues que das dolor a los que cantas,
De casta y condición de potra eres.

Tú vuelas y tú picas y tú espantas,
Y aprendes del cuidado y las mujeres,
A malquistar el sueño con las mantas.

Francisco de Quevedo


GATO GRIS MUERTO
Brujos enseñaron que los gatos
Pueden alojar almas humanas.

Figura empapada del asfalto o vuelto hacia las nubes,
Eres el muerto más perfecto que yo he visto.
Pero cómo descubrir en la vigilia que te llega,
Ya indiferente a cualquier invocación,
Tu realidad verdadera de hijo del demonio,
De locatario esbelto de almas,
Que estableció para tu antepasado africano
La voluntad miedosa de los clanes familiares,
Y confirmó la impar justicia de la magia.

Pronto vendrán hasta tu cuerpo abandonado
Ladrones de velas,
Y robarán las tibias, su recatada médula.
Porque es sabido que cuando tales huesos despierten
Despertarán las almas en ellas internadas,
Y en un pueblo lejano y caníbal,
Hombres que trabajan y tenían amores,
Instantáneamente se convierten en estatuas.

Brujos enseñaron que los gatos
Pueden alojar almas humanas.
Y arañar, si quieren, el corazón del huésped.

Alberto Girri


EL TIGRE
Iba y venía, delicado y fatal, cargado de infinita energía, del otro lado de los firmas barrotes y todos mirábamos. Era el tigre de esa mañana, en Palermo, y el tigre del Oriente y el tigre de Blake y de Hugo y Shere Khan, y los tigres que fueron y que serán y asimismo el tigre arquetipo, ya que el individuo, en su caso, es toda la especie. Pensamos que era sanguinario y hermoso. Norah, una niña, dijo: está hecho para el amor.


LEONES
Ni el esplendor del cadencioso tigre
Ni del jaguar los signos prefijados
Ni del gato el sigilo. De la tribu
Es el menos felino, pero siempre
Ha encendido los sueños de los hombres.
Leones en el oro y en el verso,
En patios del Islam y en evangelios,
Vastos leones en el orbe de Hugo,
Leones de la puerta de Mecenas,
Leones que Cartago crucifica.
En el violento cobre de Durero
Las manos de Sansón lo despedazan.
Es la mitad del grifo que en las cóncavas
Grutas custodia el oro de la sombra.
Es uno de los símbolos de Shakespeare.
Los hombres lo esculpieron con montaña
Y estamparon su forma en las banderas
Y lo coronan rey sobre los otros.
Con sus ojos de sombra lo vio Milton
Emergiendo del barro el quinto día,
Desligadas las patas delanteras
Y en alto la cabeza extraordinaria.
Resplandece en la rueda del Caldeo
Y las mitologías lo prodigan.

Un animal que se parece a un perro
Come la presa que le trae la hembra.


EL CABALLO
La llanura que espera desde el principio. Más allá de los últimos durazneros, junto a las aguas, un gran caballo blanco de ojos dormidos parece llenar la mañana. El cuello arqueado, como en una lámina persa, y la crin y la cola arremolinadas. Es recto y firme y está hecho de largas curvas. Recuerdo la curiosa línea de Chaucer: a very horsely horse. No hay con qué compararlo y no está cerca, pero se sabe que es muy alto.
Nada, salvo ya el mediodía.
Aquí y ahora está el caballo, pero algo distinto hay en él, porque también es un caballo en un sueño de Alejandro de Macedonia.

Jorge Luis Borges


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