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Sociedad
Para la insurrección europea
Por Franco Berardi
franberardi@gmail.com
 

Europa es el producto de la mente

En 1933, Julien Benda, en su Discours à la nation européenne escribe estas palabras: “Ustedes construirán Europa gracias a lo que dirán, no a lo que serán. Europa será un producto de vuestra mente, no un producto de vuestro ser. Y si me responden que no creen en la autonomía de la mente, que vuestra mente no es otra cosa que un aspecto de vuestro ser, entonces les digo que no construirán nunca Europa. Porque no existe un ser europeo.”
Benda dice que no existe una identidad europea: ni identidad étnica, ni identidad religiosa, ni identidad nacional. Esta es la fuerza y la belleza del proyecto europeo. Dice que Europa puede ser solo el producto de nuestra mente. Quisiera agregar: un producto de nuestra imaginación. Y el problema de Europa hoy es exactamente este: la clase dirigente europea, y también la intelligentzia europea, si algo de esta naturaleza todavía existe, ha perdido toda visión, toda imaginación del futuro, y es solo capaz de reafirmar los viejos dogmas en quiebra de la acumulación capitalista, del crecimiento económico obligatorio y del beneficio financiero. Claramente, esto está conduciendo la sociedad europea hacia la catástrofe.
¿Qué fue de Europa en el siglo pasado? Como Benda previó, fue el producto de una visión. En 1945 Europa fue la visión de una construcción política que superaba la oposición filosófica Iluminismo y Romanticismo, la oposición de Razón universal e identidad cultural. Era la visión del sueño de un mundo de paz, el sueño de un proceso post-nacional. Esta fue la fuerza y la atracción de la idea europea.
Después, en los años ’70 y ’80, Europa fue el proyecto de superación de la oposición entre Este y Occidente, entre socialismo y valores democráticos. También fue la espectativa de prosperidad para todos. El levantamiento del ’89 y la sucesiva unificación fue la realización de aquel sueño europeo.
La prosperidad fue el plan de identificación común de los viejos y de los nuevos ciudadanos europeos. Pero, cuando el ocaso del dominio occidental sobre la economía mundial comenzó a poner en discusión la prosperidad europea, ¿qué pasó con las expectativas políticas europeas? Europa, que en algún momento fue vista como el símbolo de la esperanza y como un objeto de deseo de muchos pueblos, imprevistamente se transformó en un símbolo de opresión económica y en la abanderada del empobrecimiento.
Después de la masacre social que el Banco Central Europeo ha impuesto al pueblo griego en el mes de marzo 2012, por primera vez en Atenas, grupos de ciudadanos quemaron la bandera europea. La violencia predatoria de la clase financiera está provocando una reacción popular que predispone al fascismo de escala continental. El pueblo alemán, humillado y empobrecido por las sanciones económicas impuestas por el Congreso de Versailles, se adhirió masivamente al nazismo hitleriano. La humillación y el empobrecimiento que el Banco Central Europeo está imponiendo a los pueblos de Europa, ¿producirá un efecto similar en los años venideros? En Grecia, en Italia, en España, en Hungría ya lo está produciendo.


Insurrección europea, autonomía del  cognitariado  precario

Europa no tiene nada más que hacer con la democracia. Justamente allí, donde fue concebida veinticinco siglos atrás, la democracia está muerta. Cuando Papandreou intentó convocar a un referendum para preguntar al pueblo que lo había elegido si tenía la intención de aceptar las violentas medidas de austeridad decididas por el directorio franco-alemán, el sistema de poder que domina Europa lo eliminó: en el espacio de un día lo obligó a dimitir y, en su lugar, ubicó a un funcionario de la agencia de financiamiento Goldman Sachs. Lo mismo pasó en Italia. Cuando el viejo clown populista Silvio Berlusconi demostró que era incapaz de imponer las medidas de austeridad, requeridas por el directorio franco-alemán, se puso en marcha la maquinaria mediático-financiera europea hasta obligarlo a dimitir para dejar su puesto a un funcionario de la Goldman Sachs, Mario Monti. El viejo capo-mafia Berlusconi había podido gobernar sin ser molestado por dieciocho años, destruyendo la democracia, los medios, el discurso público y la economía. Pero cuando puso en peligro el poder de la clase predatoria, fue hecho a un lado.
Dado que Europa no es una democracia y las decisiones non son nunca tomadas por un organismo democrático elegido, ¿qué puede suceder en los próximos meses y años? El Parlamento europeo es un lugar puramente simbólico, que no tiene ninguna influencia. El Banco Central es el único que decide (o mejor, el intérprete de las reglas monetarias incorporadas por la maquinaria de gobierno financiero). En consecuencia, la única forma de detener la carrera hacia el abismo es la insurrección.  Solo la insurrección europea puede disipar la niebla y el miasma de la recesión, de la violencia, del empobrecimiento y del fascismo, y abrir una nueva historia que está al alcance de la mano.

 

 
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