Cuando los de abajo se mueven los pueblos forjan su propia historia. Y cuando los pueblos forjan su historia hacen Política. A este respecto, el movimiento socio-ambiental argentino -e incluso más allá- le debe mucho al Chubut movilizado desde principios de siglo, y le debe aun más luego de lo que sucedió ayer (25-11) en la legislatura provincial.
La provincia argentina del Chubut, por ser pionera en la lucha contra la gran minería y tener asambleas vecinales en toda la geografía provincial desde hace ya más de una década, es un territorio conciente, curtido y maduro. Prueba de ello es el logro de haber impulsado desde los mismos sectores movilizados una ley que regula la Gran Minería, utilizando por primera vez en la historia de la provincia el mecanismo constitucional que promueve la tan mentada Democracia Participativa.
La INICIATIVA POPULAR construida por las y los vecinos del Chubut significaba un paso adelante en tanto ya no se trataba, como en leyes de regulación en otras provincias, de dictarle a la clase política lo que tenían que escribir. Aquí, el propio pueblo andante y pensante tomaba la pluma en sus manos. La INICIATIVA POPULAR fue tratada anoche en la legislatura provincial y luego de ser desguazada al punto de convertirse en un proyecto del oficialismo, fue aprobada por la mayoría del FpV (Frente para la Victoria) [1].
Los diputados oficialistas trataron la Ley como están acostumbrados a tratarlas: como un asunto de Carteles. Pero en esta ocasión no había otro Cartel enfrente. Estaban tratando -seguramente por primera vez en sus vidas- con la voluntad soberana del pueblo que dicen representar. Tres diputados salidos de la ciudad de Esquel, es decir: del foco de la resistencia y madre del plebiscito que rechazó la actividad minera con un contundente 83%, votaron a favor del desguace de esa Iniciativa Popular.
Un diputado fue fotografiado en plena sesión mientras recibía instrucciones del gerente de la corporación minera Yamana Gold, el cual le indicaba como modificar la Ley.
Las fuerzas de la oposición-que en esta ocasión votaron en contra del fraude perpetrado por el FpV-son las fuerzas que han impulsado históricamente la Gran Minería en la provincia: primero la UCR (Unión Cívica Radical) y luego el Dasnevismo. [2]
Lo que se vivió en el recinto fue el choque brutal entre dos formas incompatibles de concebir la política. Triunfó la hegemónica, la que expropia la voluntad del pueblo para sojuzgarlo, la que -bañada de procedimentalismo democrático- sirve de vaso conductor a los intereses de las corporaciones, la que requiere de una masa tan vociferante como impotente, que la aplauda o incluso “exprese su disconformidad”, siempre sin ninguna posibilidad de tomar decisiones, la que está dispuesta a arrasar toda diversidad para imponer la farsa del Desarrollo, la que nos dice -¡emulando nada menos que a Margaret Thacher!- que no hay alternativas.
Pero algo abajo se sigue moviendo. La historia continúa…
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